Una suiza del extranjero es canciller de El Salvador
La ministra de Asuntos Exteriores del país centroamericano fue la invitada de honor en el 81° Congreso de los Suizos del Extranjero, en Crans Montana.
María Eugenia de Ávila explica a swissinfo cómo conjuga su doble identidad: salvadoreña-suiza.
Orgullosa de poseer las nacionalidades de dos países con realidades diamentralmente opuestas, María Eugenia Brizuela de Ávila apuesta por que su patria distante siga respaldando las aspiraciones de desarrollo de su país: El Salvador.
Cree en el futuro de la plaza financiera suiza y en el secreto bancario, pero aboga por el acceso a la información si se trata de evitar el abuso de este mecanismo con fines criminales o dudosos.
Como los más de 80.000 suizos del extranjero inscritos, ejerce su derecho de voto por correspondencia y sigue de cerca lo que ocurre en Suiza.
Se siente halagada por la frase del presidente Pascal Couchepin: "Suiza tiene dos ministras" aludiendo, con matiz de broma, a la canciller salvadoreña y a la jefa de la diplomacia helvética, Micheline Calmy-Rey, tras la reunión trabajo de ambas en Berna.
Cortés, luciendo un traje asiático (acaba de visitar oficialmente Taiwán) recibió a swissinfo en el centro turístico suizo de Crans-Montana.
swissinfo: ¿Cuál es su relación con Suiza en el plano personal y como canciller de El Salvador?
María Eugenia de Ávila: En el plano personal es un amor heredado de mi abuelo y de mi madre hacia una visión de amplitud de cuatro culturas, cuatro idiomas, cuatro formas de pensar que conviven armoniosamente desde hace cientos de años. Como ministra de Exteriores me ha permitido ver el lanzamiento (al desarrollo) de un país tan pequeño como el mío: El Salvador. Por tener sangre suiza, aspiro a lo mejor para él.
En su reunión con la ministra Micheline Calmy-Rey ¿pensó que conversaba con una compatriota suiza?
MdA: Definitivamente sí. Desde el primer momento; tanto que el presidente (Pascal) Couchepin me dijo en broma: 'Suiza tiene felizmente dos ministras", y es cierto, así se siente uno. Uno nunca deja de tener el corazoncito puesto en esta Suiza, y no dejo de considerar que los suizos en el exterior somos embajadores en el mundo.
¿Visita con alguna frecuencia su municipio de origen?
MdA: Lamentablemente, no. Mi comunidad de origen queda muy lejos de El Salvador. Mi abuelo, Juan Boillat, llegó (en 1920) de una comunidad descrita como una calle y muchísimas vacas en un paisaje bello. Se llama La Chaux- des –Breuleux, en el cantón de Jura.
La primera vez que fui era muy chiquita y vi unos rótulos que decían “Jura libre”. Eran los momentos en los que buscaban liberarse del cantón bernés, ¿verdad? Desde entonces tengo recuerdos de esa callecita.
El 81° Congreso de los Suizos del Extranjero abordó un tema importante y difícil. ¿Cuál es el cuadro que se tiene en El Salvador de Suiza, plaza financiera?
MdA: Para nosotros, Suiza ha sido siempre un modelo al que aspiramos, porque es una plaza financiera de orden mundial. El Salvador ostenta hoy día los tres bancos más grandes de toda la América Central, y esto se ha hecho basándose en un respeto estricto de lo que son los mandatos de Basilea. Es importantísimo ver en la plaza financiera suiza su normativa, la seriedad y la estricta supervisión que ha acrecentado la confianza y la confiabilidad que el mundo exterior le da.
¿En el plano personal, condena o aprueba el secreto bancario?
MdA: Considero que para el desarrollo de una plaza financiera y del sistema bancario es importante el secreto bancario, pero siempre debe existir la posibilidad de acceso a la información cuando estamos frente a las amenazas reales en una sociedad moderna como la nuestra.
Para evitar el financiamiento de actividades terroristas o ilícitas es importante y vital tener acceso a la información requerida en un sistema jurídico sólido; para no dejar inmunes a criminales o a gente inescrupulosa que abuse y deteriore la imagen de un sistema que ha costado años crear.
Dieciséis candidatos de la Quinta Suiza se presentan a las próximas elecciones de octubre. ¿Le gustaría postular, alguna vez?
MdA: El que haya tantos aspirantes de la Quinta Suiza a este nuevo parlamento nos dice algo muy cierto: la de hoy es una Suiza dinámica, inserta en un mundo globalizado, y la participación activa de los suizos en el extranjero es mantener puntas de lanza que abran espacios para la mayor conectividad de esta Suiza con el mundo entero. En cuanto a mí, por el momento estoy dedicada a lo que es el servicio en el gobierno de El Salvador.
¿Cuáles son las mayores preocupaciones de El Salvador en la actualidad y cómo podría Suiza ayudar a resolverlos?
MdA: Hemos hecho avances desde la firma de los acuerdos de paz (1992), reducido la pobreza extrema a la mitad en apenas diez años, pero debemos combatirla generando empleo, dando posibilidades de tener un salario digno y mejor futuro.
El esfuerzo de El Salvador ha sido apalancado (apoyado) por la cooperación internacional. Suiza con dos enfoques: uno de asistencia técnica, apoyo a la apertura de mercados y al desarrollo empresarial.
Pero El Salvador sufre de desastres naturales: terremotos, huracanes, sequías; es una zona geográfica muy golpeada. En el año 2001 tuvimos dos terremotos y 10.000 réplicas en el lapso de un mes. Dejaron sin vivienda a una quinta parte de la población salvadoreña. Suiza dio ayuda humanitaria reconstruyendo cuatro de los municipios más dañados.
En ese sentido, veo que nuestro vínculo es con una Suiza solidaria, que estrecha la mano de un país empeñado en salir adelante. Lo hace con ayuda humanitaria en el caso de catástrofes naturales, y cooperando a una nación con renta media a través de la transferencia de tecnología, becas y asistencia técnica.
Suiza ya forma parte de Naciones Unidas, ¿cómo valoran ustedes esa presencia?
MdA: Consideramos que es muy importante la participación de Suiza en forma plena; señala una verdadera muestra de solidaridad y de compromiso.
Estaremos presentes en diciembre, en Ginebra, para la celebración de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, donde Suiza está teniendo una presencia notable. Es ese tipo de contribución la que esperamos de todos los países para que juntos: la comunidad internacional pueda crear un mundo mejor.
swissinfo, Juan Espinoza, Crans-Montana
Datos clave
Nació en El Salvador en 1956. María Eugenia Brizuela de Ávila es canciller, esposa, y madre de tres hijos.
Es suiza-salvadoreña, con raíces helvéticas en La Chaux-des-Breuleux, Jura.
Estudió francés en la Universidad de Ginebra. Tiene los títulos de maestría en Administración y licenciatura en Ciencias Jurídicas.
Ocupó varios cargos ejecutivos en la empresa privada de El Salvador.
Contexto
El Salvador es el país más pequeño y de mayor densidad demográfica en América Central (21.000 km2, 6,1 millones de habitantes).
Es muy vulnerable a desastres naturales.
El seísmo de 2001 causó la muerte a más de 1.000 personas y dejó sin techo a unas 330.000.
Desde 1992 encara un proceso de consolidación democrática que sigue a los acuerdos de paz suscritos en Chapultepec, México, entre la guerrilla del FMLN y el gobierno.
La exportación de café y caña de azúcar; las "maquilas" y las "remesas" que llegan de sus ciudadanos en el exterior sustentan su frágil economía.
La cooperación suiza a El Salvador se eleva a 5 millones de francos por año.
COSUDE respalda proyectos de prevención, formación de especialistas, análisis de riesgos y construcción de abrigos para situaciones de catástrofes naturales.
SECO promueve programas de tecnología "limpia" y apoya a las pequeñas y medianas empresas.
El flujo comercial entre ambos países es muy bajo: 26,9 millones de exportaciones suizas en 2001, frente a 2,9 millones de importación de productos salvadoreños, sobre todo agrícolas (95%).
Las inversiones suizas sumaban 13,4 millones de francos en el año 2000.
El Salvador se considera hoy un país de renta media.

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