Suiza sigue fiel a la política emprendida en 1990
La respuesta del Gobierno de Berna a la petición de Estados Unidos es contundente: sólo se autorizarán los vuelos humanitarios, de vigilancia o reconocimiento con rumbo a Irak.
Berna mantiene la posición adoptada durante la primera crisis iraquí.
Los aviones de combate estadounidenses que transporten material bélico o tropas no podrán sobrevolar el territorio helvético, sin una resolución de la ONU que avale una intervención militar en Irak.
Asimismo, el Gobierno suizo declara 'persona non grata' a Saddam Hussein, lo que significa que el presidente iraquí no podrá entrar en el país. Berna mantiene así la posición que adoptó a comienzos de los años noventa, cuando se produjo la primera crisis iraquí, que marcó un giro en la política exterior helvética.
La invasión iraquí de Kuwait, que desembocó en la Guerra del Golfo, fue el primer conflicto internacional tras la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría.
Se estableció un nuevo orden internacional, marcado por el papel hegemónico de Estados Unidos y el desarrollo de una diplomacia multilateral, en el que también Suiza se vio en la obligación de adaptar su tradicional neutralidad al nuevo contexto geopolítico.
Reacciones a la invasión de Kuwait
Inmediatamente después de que Irak invadiera Kuwait el 2 de agosto de 1990, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó la invasión y exigió la retirada de las tropas iraquíes.
Inmediata fue también la reacción de Suiza, que condenó contundentemente la acción militar del régimen de Saddam Hussein. Asimismo, el Gobierno de Berna ordenó incrementar la vigilancia sobre los haberes kuwaitíes depositados en Suiza, pero renunció a emitir una declaración explícita de neutralidad.
Sanciones contra Irak
Pocos días después, el 6 de agosto de 1990, la ONU aprobaba la resolución 661 que contemplaba el boicot económico y comercial contra Irak y Kuwait. Y Suiza, que en aquel entonces todavía no era miembro de Naciones Unidas, decidió aplicar de forma autónoma las sanciones de Naciones Unidas.
Esa decisión marcó un cambio fundamental en la concepción de la neutralidad suiza en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Hasta ese momento, la respuesta de Suiza a las sanciones internacionales había sido el congelamiento de las relaciones comerciales con los países castigados.
Así ocurrió con Rodesia (hoy Zimbabwe) en 1966 y, cuando se decretaron sanciones contra Sudáfrica (1977), Suiza limitó las exportaciones a ese país.
Entre continuidad y cisura
Ambos ejemplos demuestran el pragmatismo helvético a la hora de interpretar el estatuto de neutralidad. "En este sentido, la participación de Suiza en las sanciones de la ONU contra Irak es una señal de continuidad", escribe el jurista André Schaller en un estudio dedicado a las sanciones contra el régimen de Bagdad.
No obstante, Schaller reconoce que la reacción helvética supuso un giro rotundo: "Por primera vez, Suiza se sumó abierta y plenamente a las medidas económicas impuestas por la ONU."
"El Gobierno se percató de que la constelación del Consejo de Seguridad de la ONU y la situación geopolítica tras el fin de la Guerra Fría exigían una posición concluyente frente a las sanciones económicas", opina la politóloga Aviva R. Schnur, en un ensayo sobre los procesos de decisión en la administración federal.
En ello coincide el grupo de trabajo interministerial que presentó un estudio sobre la neutralidad suiza en agosto del 2000: "La política iniciada en 1990 se mantuvo en los sucesivos casos de sanciones decretadas por el Consejo de Seguridad de la ONU", subraya.
Permisos de sobrevuelos
El derecho de neutralidad se vio sometido a una nueva prueba en diciembre de 1990, cuando Estados Unidos solicitó la autorización de Berna para utilizar el espacio aéreo suizo para el transporte de tropas y municiones.
Aunque en la administración federal había muchas voces a favor, como recuerda Aviva Schnur, el Gobierno decidió conceder los permisos sólo para los vuelos que transportaran heridos y material sanitario.
Suiza prohibió, además, la exportación de armas a países de la región (incluida Turquía) y condicionó la venta de armas a los aliados de Estados Unidos en la Guerra del Golfo, es decir, las autorizó sólo cuando se había podido comprobar que no serían utilizadas en acciones militares contra Irak.
A partir de la publicación del informe del Gobierno suizo sobre la neutralidad, en noviembre de 1993, se instauró la práctica de limitar los permisos de sobrevuelos a las misiones de paz aprobadas por una resolución de la ONU.
Por esa razón Suiza negó la utilización de su espacio aéreo a los aviones de la OTAN con motivo de la intervención en Yugoslavia (1999), pero autorizó los sobrevuelos para las misiones de la SFOR en Bosnia (1995) y de la KFOR en Kosovo (1999).
Cumbre Baker-Aziz en Ginebra
Durante la primera crisis iraquí, Suiza emprendió una intensa política de mediación entre las partes en conflicto. Hacia fines de diciembre de 1990, propuso celebrar una cumbre en Ginebra.
El 9 de enero de 1991 el entonces jefe de la diplomacia iraquí, Tareq Aziz, y su homólogo estadounidense, James Baker, se reunieron en la ciudad de Calvino, pero la cumbre terminó sin lograrse los resultados esperados.
El 17 de enero de 1991 comenzaba la operación Tormenta del Desierto, que concluyó el 28 de febrero con la rendición incondicional de Irak. El Gobierno suizo se congratuló del fin del conflicto y ofreció inmediatamente su ayuda en los ámbitos humanitario y medioambiental.
swissinfo, Andrea Tognina (Traducción: Belén Couceiro)
Contexto
2 de agosto de 1990: Irak invade Kuwait
6 de agosto de 1990: sanciones económicas de la ONU contra Irak
7 de agosto de 1990: Suiza aplica de forma autónoma las sanciones de la ONU
8 de agosto de 1990: Estados Unidos anuncia el envío de tropas al Golfo
14 de noviembre de 1990: una delegación parlamentaria suiza visita Irak
diciembre 1990: Suiza niega utilización de su espacio aéreo a los vuelos militares de EE UU
9 de enero de 1991: cumbre en Ginebra entre Tareq Aziz y James Baker
17 de enero de 1991: inicia la operación militar Tormenta del Desierto
28 de febrero de 1991: rendición incondicional del régimen de Bagdad

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