Suiza entre dos rondas de negociaciones con la UE
El año 2000 ha marcado la transición entre dos rondas de negociaciones bilaterales entre Berna y la Unión Europea (UE). El resultado de la primera todavía no ha sido ratificado y la próxima ronda se anuncia difícil para Suiza.
La votación del pasado 21 de mayo significó un giro definitivo respecto al referéndum del 6 de diciembre de 1992, cuando los helvetas rechazaron el ingreso en el Espacio Económico Europeo. Y es que este año el pueblo suizo aprobó por una clara mayoría del 67 por ciento de votos los acuerdos bilaterales con la Unión Europea (UE).
La noche de la votación, el principal negociador de la Comisión Europea, François Lamoureux, incitaba a Suiza a reavivar "rápidamente" la solicitud de adhesión a los Quince. Pero la euforia de la primavera fue limitada por al menos tres razones.
En primer lugar, el análisis del resultado de la votación reveló que una gran proporción de los partidarios de los acuerdos bilaterales no desea ir más lejos en el acercamiento a la Europa unida.
A ello se suma la postergación de la ratificación por parte de los países miembros de la UE de los acuerdos bilaterales. El Consejo Federal (Gobierno de Suiza) contaba con una entrada en vigor a partir del 1 de enero de 2001. En el mejor de los casos eso ocurrirá al final del verano próximo.
Y finalmente, Suiza debe prepararse para las negociaciones que previsiblemente se entablarán en los próximos meses y que serán mucho más complejas de lo previsto.
La diplomacia helvética rehúsa hablar de las "nuevas bilaterales": En su opinión, los futuros acuerdos no tienen el mismo alcance y, sobre todo, no conformarán un paquete. Pero existe una inequívoca relación entre los diferentes capítulos.
La UE quiere obtener dos concesiones importantes por parte de Suiza: una lucha más eficaz contra el contrabando y medidas equivalentes en la tasación de los intereses del ahorro. En ambos casos Suiza insiste en que no está en su interés atraer a contrabandistas y estafadores. Pero la adaptación del sistema judicial no será fácil.
Por su parte, Suiza desea asociarse a la política de inmigración y asilo de la UE. Se trata principalmente de tener acceso a las bases de datos policiales y de sumarse a la Convención de Dublín relativa a los países de primer asilo.
Hasta ahora, Bruselas vincula esas ventajas a la plena participación en los acuerdos de Schengen que estipulan la supresión de los controles aduaneros. Una auténtica revolución cultural para la soberanía de Suiza.

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