Posible competencia entre el euro y el franco suizo
El pasado 4 de marzo el pueblo suizo votó en contra de establecer negociaciones para la adhesión a la Unión Europea. En su lugar, Suiza pretende continuar su estrategia de negociaciones bilaterales y por sectores. El camino elegido no exime a Suiza de tener que encarar la introducción del euro, como moneda única en toda la Unión Europea, a partir de enero de 2002.
A principios del próximo año circularán billetes y monedas del euro en las doce naciones miembros de la Unión Europea. El Euro se emplea hasta ahora sólo en transacciones bancarias y facturaciones entre empresas y otras entidades.
Sin embargo, en nueve meses los ciudadanos de Alemania, Francia, Irlanda, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Italia, Grecia, España, Austria, Portugal y Finlandia tendrán una sola moneda en sus bolsillos: el euro. Por otra parte, Suiza, ubicada en el corazón de Europa, se aferra a su propia moneda, el franco.
Como ocurre con el agua, el dinero busca también su camino sin importarle las fronteras nacionales. Los expertos opinan que el Euro circulará también en Suiza, independientemente de que el país sea o no, miembro de la UE. El euro se impondrá por razones prácticas, aunque sea sin el beneplácito de los medios helvéticos.
Suiza, un país pequeño pero altamente industrializado, dispone de un mercado doméstico limitado para sus productos y depende enormemente de las exportaciones. La industria de la maquinaria, los sectores químicos y farmacéuticos, los instrumentos de precisión y los relojes, dominan el comercio exterior de Suiza. Las empresas de estos sectores ya facturan y reciben pagos en euros desde hace algún tiempo.
Más notable será la visibilidad del euro en el sector turístico de Suiza. La mitad de todas las pernoctaciones en los hoteles helvéticos se venden a extranjeros. Así lo reflejan las estadísticas. Es probable que los visitantes dejarán de lado la moneda suiza y querrán pagar en euros sus cuentas en hoteles, restaurantes y tiendas.
La ventaja de la moneda europea es obvia para el turismo. El uso del euro elimina los riesgos cambiarios y las comisiones que tenían que absorber los consumidores hasta ahora. La moneda única acabará con estos imponderables.
A Suiza no le quedará otra opción que adaptarse al reto. Bancos, empresas de servicio y entidades que emiten tarjetas de crédito ya ofrecen facilidades para negociar, pagar y facturar en la moneda europea. El personal de supermercados, restaurantes, compañías de transportes, en fin, todos los agentes de la economía helvética que tienen que ver con el flujo de persones, tendrán que entrar en contacto con el Euro.
La moneda europea no tiene el beneplácito de los votantes suizos. Pero el euro circulará, sin duda, por sus efectos prácticos en la vida diaria.
Erwin Dettling, Zúrich

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