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Navidad: ¿sólo una fiesta de consumismo?

La Navidad y sus implicaciones es un tema recurrente. Keystone

Si uno está acostumbrado a celebrar Navidad con frío y, con suerte, los paisajes y bosques nevados, cuesta impregnarse de espíritu navideño o recogimiento acordándose del nacimiento del Niño Jesús con hasta 36º C a la sombra.

Este contenido fue publicado el 18 diciembre 2006 - 06:28

Aquí, en Chile, es el Viejito Pascuero como se llama a Santa Claus o Papá Noel en vez del Niño Jesús quien entrega los regalos.

Las calles de Santiago y los centros comerciales se llenan con ellos. Sofocándose debajo de sus trajes rojos de fieltro y barbas postizas abrazan a niños incrédulos o se toman fotos con ellos para ganarse un dinero extra. No dejan de provocar cierta compasión.

Hasta muy tarde en la misma Noche Buena, cuando en Suiza las familias se reúnen alrededor del árbol navideño con las velas encendidas y los niños ansiosos mirando de reojo los regalos, en Santiago la gente sigue comprando regalos.

Este hecho no sólo tiene que ver con la costumbre muy chilena de dejar todo para el último momento, sino con que muchos empleados cobran su aguinaldo el mismo 24 de diciembre, si es un día laboral.

Gastronomía y reunión familiar

Una abundante cena, por lo general un pollo asado y diferentes ensaladas o mejor un pavo relleno de castañas o ciruelas secas y de postre se Pan de Pascua y "Cola de Mono", un licor suave a base de leche hervida con café, aguardiente, azúcar y palos de canela que se toma helado. Ese suele ser el menú navideño.

Sólo después de la medianoche se abren los regalos y cada vez menos acuden a la tradicional Misa de gallo (Misa de medianoche). El espíritu de la fecha se refleja asimismo en algunos barrios marginales donde tras recaudar fondos en el año ofrecen algo de alegría a muchos niños.

Una taza de chocolate con galletas o pan de Pascua y un regalo cumplen ese propósito desde mesas colocadas en las calles estrechas. Tal vez tenga relación con las "mesas de abundancia" de antaño a las cuales aportaban todos los vecinos.

Una fiesta venida de lejos

Sólo desde la llegada de los primeros colonos alemanes al sur de Chile en 1850 se conoce el árbol navideño y el Pan de Pascua o Panettone trajeron colonos italianos. El pavo relleno en vez de la típica cazuela – un guiso con carne de vacuno o pollo con papas, zapallo, otras verduras y arroz – llegó en tiempos de la Colonia.

En aquella época se celebraba en conventos e iglesias cantando al Niño Jesús y llevando frutas, flores y tortillas al pie del pesebre. Las familias acaudaladas abrían sus puertas a la gente compitiendo entre ellas para lucirse con el pesebre más hermoso.

Entre las tantas costumbres navideñas asimiladas de otros países, Santa Claus con su trineo tirado por renos viene de EEUU. Sólo el calendario de Adviento con sus 24 ventanitas que los niños abren anticipadamente para volver a cerrarlas nunca tuvo gran acogida aquí.

El comercio es infaltable

Las grandes tiendas y los vendedores ambulantes que llenan las calles dan un matiz central porque quieren hacer "el negocio del año", pero no todo es consumismo.

Correos de Chile recibe todos los años miles de cartas para el Viejito Pascuero que reside en Chile y no en el Polo Norte. Muchos niños piden una bicicleta, la muñeca o el auto a control remoto que han visto en la televisión o tal vez sólo una pelota.

Otros tienen deseos que reflejan necesidades conmovedoras. El año pasado una niña pidió una mesa para que toda la familia coma junta, o un niño que quería ojos nuevos para su hermano menor que quedó ciego. La niña recibió la mesa y el hermano menor del niño recuperó su vista gracias a una operación sin costo.

Vieja fiesta del dispendio

El hecho de que Navidad se haya transformado en una fiesta del consumismo es de antigua data. Los romanos celebraban del 17 – 21 de diciembre las bastante licenciosas 'saturnales' con comilonas y regalos para los niños, así como el solsticio del invierno.

En una época de muchas penurias la fecha se prestaba para disfrutar, una vez al año, de abundante comida, sobre todo carnes. Sólo a partir del siglo IV se celebraba Navidad. Por no conocer la fecha exacta del nacimiento de Jesús, era la fecha más acertada para cambiar o integrar ritos paganos tanto de los romanos como de los del norte de Europa a las ceremonias religiosas de la iglesia católica.

Si también en Suiza, salvo contadas excepciones, la sobriedad y el recogimiento cedieron a regalos cada vez más fastuosos y tarjetas navideñas a personas de las cuales uno no se acuerda durante todo el año, Chile se diferencia no sólo por el calor que obliga adornar el árbol navideño con luces eléctricas porque las velas de cera se doblarían antes de prendarlas.

Aquí se advierte un espíritu solidario, en algunos tal vez para calmar la mala conciencia, pero da la impresión de poner en primer plano la sinceridad, un estado de ánimo que debería reinar en los 365 días del año. Un deseo que nunca está demás reiterarlo.

Regula Ochsenbein, Santiago de Chile.

Contexto

Regula Ochsenbein nació en Lucerna el 15 de marzo de 1949. Cursó sus estudios primario y secundario en Basilea y Berna, donde obtuvo su 'Matura' (bachillerato), en 1968.

En aquel año de efervescencia estudiantil en Europa comenzó la carrera de Sociología y la terminó en 1977 graduándose de licenciada en Historia Moderna y Sociología de los países en desarrollo y derecho público.

Durante sus estudios participó en intercambios estudiantiles (Checoslovaquia); trabajó de voluntaria en un pueblito de Grecia y en un Kibutz de Israel.

Su vida profesional la llevó, tras un curso de preparación, al servicio diplomático, ámbito en el que permaneció desde 1978 hasta 1985. En ese año decidió abandonar la carrera y quedarse en Chile tras haber ocupado funciones en Portugal, Santiago de Chile y Londres.

Actualmente combina en Chile sus actividades de socióloga con las de artesanía en madera.

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