Paolo Richter, fundador y director del taller de reciclaje, base del proyecto Velafrica. Las bicicletas están listas para ser exportadas. Tomas W¸thrich
Jurub de Somalia y Taqi de Afganistán reparan una BTT en el taller de Velafrica. Refugiados, desempleados y benévolos dan mantenimiento a las bicicletas bajo la supervisión de profesionales. Tomas W¸thrich
Gracias a un sofisticado sistema para empilar es posible meter hasta 400 bicicletas en un contenedor, el cual es transportado en camión hasta Róterdam y luego expedido por barco a Tanzania. Tomas W¸thrich
Desde Nshamba, Tanzania, las bicicletas son entregadas a diversos comercios de la región. Tomas W¸thrich
En el taller son preparadas las bicicletas para la venta y reparadas aquellas de los clientes. El 'Vijana Bicycle Center' forma parte de la ONG Kwa Wazee en Nshama y es socio de Velafrica. Tomas W¸thrich
El mecánico Jasson Revocatus (en medio) con los aprendices Laurent Lucas (izq) y Remigius Deusderith reparan una bicicleta en el taller del centro ciclista de Vijana. Tomas W¸thrich
En el taller de Bukoba, un cliente prueba el timbre de una bicicleta suiza puesta en venta. Tomas W¸thrich
Jadida Nura siguió una formación de mecánica en reparación de bicicletas en el 'Vijana Bicyle Center'. Su sueño es abrir un día su propia tienda de bicicletas. Tomas Wüthrich
En el poblado de Nshamba, la mayor parte de los hogares carecen de agua corriente. El vendedor de agua Ernest Mwijage rellena cinco bidones y los transporta en bicicleta a casa de sus clientes. Por cada entrega recibe alrededor de un dólar. Efectúa unos 15 trayectos por día para poder alimentar a su familia. Tomas Wüthrich
La bicicleta de Epienzia Sebastian procede de Langnau en el Emmental (cantón de Berna). Tomas W¸thrich
Gracias a su bicicleta, la pastora Jospina Fidia ahorra tiempo cuando visita a las personas que la necesitan. Tomas W¸thrich
Antes de tener bicicleta, Evodia Everister (centro), de 17 años, tenía que caminar hasta tres horas para llegar a la escuela. Debía salir de su casa a las tres de la mañana. Tomas Wüthrich
Ally Makopa, agricultor de Nshamba, acaba de ordeñar a su vaca y se dispone a distribuir la leche entre sus clientes para lo cual utiliza su bicicleta. Tomas W¸thrich
Una pausa antes de dirigirse al mercado de Mubela. Tomas Wüthrich
Escuela secundaria de Nyakatanga: los alumnos que tienen que recorrer un largo trayecto para acudir a la escuela (dos a tres horas) reciben una bicicleta a precio reducido. Tomas Wüthrich
Más de 22 000 bicicletas usadas son enviadas cada año de Suiza al continente africano. La compañía ‘Drahtesel’ las recoge, las repara y las despacha.
Ya de adolescente, Paolo Richter se interesaba en las bicicletas. En 1993 fundó la organización ‘Drahtesel’, a la que pertenece ‘Velafrica’. Durante una misión de desarrollo en Ghana, observó las dificultades cotidianas de la población local para transportar pesadas cargas a pie. Eso le dio la idea de exportar bicicletas usadas a África.
Las bicicletas recicladas suizas son populares en Tanzania. Son más resistentes y a menudo más baratas que las chinas, disponibles en el mercado local. Pero cada bicicleta necesita reparación y mantenimiento. Es por eso que ‘Velafrica’ capacita a mecánicos de bicicletas, construye talleres y garantiza el suministro de repuestos y herramientas. De esa manera, no solamente crea empleos, sino que ofrece capacitación a los pobladores y genera oportunidades de ingresos para la región. La población tiene acceso a bicicletas económicas y sólidas.
El socio de ‘Velafrica’ en Nshamba, Tanzania, es el ‘Vijana Bicycle Center’ (VBC). Los jóvenes que han quedado huérfanos como consecuencia del sida aprenden y trabajan en el taller del VBC. Desde 2011, 37 muchachos (as) han concluido su aprendizaje. Revisadas y controladas, las bicicletas suizas son puestas a la venta. Los beneficios van a la empresa y a un fondo de solidaridad.
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