Muere el pintor Balthus
El pintor francés Balthus falleció en su chalet de Rossinière, en el cantón suizo de Vaud, donde vivía desde hace 3 décadas. Sus perfiles de jóvenes mujeres llenas de erotismo le trajeron la notoriedad.
El conde Balthazar Klossowski de Rola, alias Balthus, nació el 29 de febrero de 1908 en París. Este célebre pintor franco-polaco, afectuoso y distante, radicaba en Suiza desde hace mas de 30 años. Su hogar-taller era un gigantesco chalet de 70 ventanas y más de 40 habitaciones. Un verdadero castillo.
Balthus dejó el sábado por la noche la clínica en la que estaba hospitalizado. Antes de que lo sorprendiera la muerte el domingo pasado, pudo ver una última vez su Gran Chalet.
Fue en Rossinière, dentro de su taller bañado por la dulce luz del invierno, que el artista pintó lo mejor de su obra. Según la Televisión Suiza de expresión francesa, allí se encontraba "mas secreto que nunca, recogido en el fervor creador y como cautivado por su trabajo".
Sus obras en el Louvre
Fue uno de los pocos pintores vivos en ser admitido en el Museo del Louvre, en París. Con un estatuto cercano al de una leyenda, Balthus dejó una reducida obra, cualitativa y muy académica, a decir de los críticos de arte.
Hombre de una gran cultura, conoció en persona a figuras de la talla de Rickle, Alberto Giacometti, Federico Fellini, Pablo Picasso, Joan Miró, Derain, Braque o Salvador Dalí. Rechazando la entrega a cualesquier causa o iglesia, a la pintura siempre la concibió "como si fuera una oración".
Nombrado ciudadano de honor de Rossinière en 1993, Balthus era un aristócrata proveniente de un viejo linaje polaco. Nacido en la capital francesa, creció frecuentando un medio integrado por artistas de la talla de Pierre Bonard o André Guide.
Pronto conoció Suiza, donde pasaba regularmente sus vacaciones de verano, en Beatenberg, en la región del Lago de Thun, entre 1917 y 1927.
Más de 280 pinturas
Balthus firmó mas de 280 telas pintadas con erotismo, cientos de dibujos, acuarelas y decoraciones de teatro. Entre sus cuadros mayores se encuentra "La Calle" (1933), conservada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que se volvió una "obra de revelación".
Otra de ellas, "La Montaña" (1937), se inspiró en sus estancias en la región del "Oberland", en el cantón de Berna. Este cuadro testimonia tanto la gran nostalgia de un mundo de inocencia perdida, como los desencantamientos de la edad adulta.
Pero el artista se volvió célebre por sus escenas de interiores. En ellas se observan jóvenes adolescentes en el límite de la pubertad mostrando sus encantos naturales. Un ejemplo es "La Víctima" (1937) o "Los Bellos Días" (1945-1946).
Enrique Dietiker

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