Terminaron las vacaciones de verano. Al inicio del nuevo ciclo escolar Polina cursa la sexta clase en Berna. Es la única estudiante ucraniana en su nueva escuela. En esta etapa, Viktoriia busca una vivienda, ya que su madre viene próximamente a Suiza.

Gaby Ochsenbein

Antes de retomar el camino de la escuela, Polina, 11 años, originaria de la ciudad de Mykolaiv, en el sur de Ucrania, pudo incorporar nuevos conocimientos durante las vacaciones. Más allá de las largas mañana durmiendo hasta tarde, los juegos y el baño en la piscina pública de Marzili, en Berna, pasó una semana en un campamento juvenil en Langenbruck, Basilea- Campo, que tuvo el tema de la energía como eje central. La treintena de niñas y niños ucranianos que participaron pudieron aprender a conocer la fuerza del sol y del agua, y cada uno, construyó una pequeña central solar.

Y en el marco de la oferta de vacaciones para niñas, niños y jóvenes que organiza la ciudad de Berna, Polina participó en una excursión con llamas andinas en Kleindietwil (cantón de Berna). Cada participante se ocupaba de cuidar un animal, al cual debía pasear, alimentar y cepillar. La de Polina se llamaba Angelina. Para la niña resultó una hermosa experiencia.

Luego de esta vivencia, platicamos mucho sobre los animales domésticos. En una época nuestra familia tuvo un perro, y luego conejos enanos.  De su lado, la madre de Viktoriia tenía un gato y hace poco, su suegra, adoptó un perro chihuahua. "¿Ya no quieres una mascota?", me preguntó Polina. "No, ahora prefiero no tener ninguna”, respondí. "Ahora nos tienes a nosotros", dijo su madre, riéndose.

Las cosas serias comienzan ahora

Desde mitad de agosto, Polina cursa la sexta clase de la Escuela Matte en el AAre, donde también estudió Ferdinand Hodler, uno de los pintores suizos más famoso del siglo XIX.

La víspera del primer día de clase, su madre, Viktoriia, de 34 años, estaba más nerviosa que la propia hija. ¿Lo logrará Polina? ¿Podrá integrarse? ¿Y cómo serán las clases de francés? Polina estudió inglés durante tres años en Ucrania, pero el francés es un idioma nuevo para ella, a diferencia de sus compañeros que lo aprenden desde la tercera clase. ¿No serán demasiado dos idiomas que no conoce para una niña que tuvo que dejar su país en urgencia a causa de la guerra?

En todo caso, Polina vivió un buen inicio de año escolar y fue calurosamente acogida por su clase, en el edificio escolar que acaba de ser renovado. La recibieron con una carta escrita en ucraniano, gracias al traductor automático de Google.

Estableció ya los primeros contactos, aunque la comunicación en alemán sigue siendo difícil.

También Viktoriia asiste a clases todos los días. Los cursos intensivos de alemán en la Escuela Popular avanzan bien. Sin embargo, le exige hacer los deberes en casa además de su trabajo como técnica informática. Y eso no es todo: además está empeñada en la búsqueda de una vivienda porque su madre, Marina, vendrá próximamente a vivir con ellas a Berna.

Marina trabajó en Polonia hasta los 60 años, y ahora que ha llegado a la edad de la jubilación, regresó a Mykolaiv. En su ciudad de origen le impactó comprobar la destrucción, las calles vacías, la miseria. Casi todos los vecinos de su edificio se han marchado, ya sea al extranjero o a regiones más tranquilas del país. Ahora también Marina quiere marcharse, en su caso, para reunirse con su hija y su nieta en Suiza.

Sin embargo, no es fácil encontrar una vivienda a un precio favorable, ya que en Berna son escasos los inmuebles disponibles para alquilar. Viktoriia visitó varios departamentos y presentó su solicitud. Mientras que encuentre uno, ella y Polina pueden quedarse en nuestra casa y luego su madre se unirá a ellas.

Adaptado del francés por Sergio Ferrari

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