Las corales, una tradición popular
La historia de las corales es tan antigua como la vida en comunidad. Desde épocas primigenias los hombres han necesitado expresar sentimientos bajo diferentes formas, y en particular el coro ha sido una de ellas.
Pero en Suiza las corales adquieren un aspecto diferente porque nacen esencialmente como forma de expresión popular en las aldeas y regiones rurales.
Primero como forma de expresión en las reuniones sociales de la época pagana, cuando los pastores cantaban juntos en los montes mientras cuidaban sus rebaños. También para festejar las cosechas, las vendimias, nacimientos y la muerte.
Objetivo: reunirse para cantar juntos
Donde la ocasión reunía a la gente, existió siempre la posibilidad de cantar; la forma más inmediata de expresión, sin instrumentos, donde lo que prevalecía era la voz y la capacidad de memoria de cada uno de los intérpretes.
Más tarde con el advenimiento del cristianismo, la Iglesia, hará de los coros el instrumento predilecto para dar a conocer la fe, las historias bíblicas, atraer a los fieles y conferir a los actos religiosos un carácter de solemnidad. Nacen así las corales litúrgicas.
Después vendría la escuela, lugar donde se crearán las corales estudiantiles, coros infantiles y de juveniles, como contrapeso a las de adultos.
La introducción de la educación musical como materia de enseñanza en diferentes cantones concederá a los coros un alto valor cultural, pues sólo las mejores voces, los mejores alumnos tienen el privilegio de integrar las corales institucionales,
El poeta español Gabriel Celaya escribió “mientras en la tierra quede un solo hombre para cantar a la vida, habrá esperanza...” divisa que ha hecho suya la Asociación de conjuntos corales del cantón de Friburgo, cuyos directivos hacen hincapié en el papel socio-cultural de las corales.
Formas de intercambios
En el cantón del Valais, donde las corales y las bandas de música constituyen la expresión máxima de la cultura popular, conocieron su esplendor durante la época en que los suizos de esos valles y montañas debían enrolarse como mercenarios en ejércitos extranjeros para poder comer.
Entre 1600 y 1700 la vida era ruda en esas comarcas, donde los suizos dedicados a la ganadería y la forestación, no tenían más entretenimiento que contarse sus propias historias de la manera más simple: cantando.
Los contenidos de sus relatos fueron enriquecidos con los traídos desde otras comarcas por los expatriados en los ejércitos mercenarios. A través de esos relatos cantados, los lugareños se enteraban de las hazañas de sus compatriotas en otros cantones, en otros países, y también de sus desventuras y desesperanzas. Traían los recuerdos de los caídos en combate.
Cuando la Confederación prohibió en 1830 a los suizos enrolarse en ejércitos extranjeros, el cantón del Valais se encontró con un rico patrimonio artístico y cultural. Las corales populares eran parte de él.
Al mismo tiempo surge el turismo. La moda son los paseos por las montañas de las personas adineradas; se construyen hoteles y los turistas buscan la forma de pasar el tiempo, de divertirse: fiestas, bailes, quermeses, conciertos.
La Iglesia descubre entonces que una forma de conseguir un poco de dinero de esos afortunados turistas es distraerlos contando esas leyendas que hasta entonces estaban reservadas para la intimidad de las familias valesanas.
Los coros se convierten en correas de transmisión de los sucesos locales, de la tradición, del folclore cantonal y de su historia. Primero fueron las corales religiosas, después vendrían las corporativas, las escolares y por último las comunales, financiadas por fondos municipales.
Proliferación única en Suiza
La proliferación de los grupos corales en Suiza es única en el mundo. No existe comuna ni aldea, por más aislada que se encuentre, que no disponga de un coro. Esta actividad se convierte en el nexo entre generaciones porque reúne a niños, jóvenes, adultos y ancianos. Los coros son portadores del patrimonio cultural específico de cada región.
En Nyon, en 1860, se fundó la Coral de Leman integrada exclusivamente por hombres. Esta coral desapareció en el 2001 y dejó un fondo de archivos rico en historia que la musicóloga Nicole Bovard se dedicó a clasificar.
A través de esos documentos es posible estudiar la importancia social de las corales en el ámbito cantonal. Al principio sus estructuras organizativas cuya cúspide era la Sociedad de Cantores de Vaud. Después, las asociaciones comunales, las agrupaciones, los grupos de coros mixtos, los especializados en cantos paganos y litúrgicos, los coros institucionales.
Centros de información y de intercambios
Las corales se organizan a escala cantonal en federaciones y patrocinan encuentros entre las regiones lingüísticas. De esta forma se efectúan veladas anuales entre suizos provenientes de los cantones de expresión germánica con los de expresión francesa, italiana o retoromana.
En la actualidad, no sólo se canta. Las federaciones cantonales se dedican a la formación de directores de coros, creación de bancos de datos, y a esteblecer contactos con compositores. Intercambian partituras y organizan cursos de perfeccionamiento con músicos profesionales; realizan viajes de estudios y conciertos.
Más aún, las corales se diversifican, se especializan, salen de la liturgia y del folclore helvético. Como es el caso de la agrupación “Latinoamérica en coro” de Lausana, que hizo suyo el folclore andino. Un toque de exotismo en una suiza multicultural de este inicio de siglo.
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swissinfo, Alberto Dufey

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