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El chorro de agua de Ginebra, todo el año

La internacional Ginebra y su célebre chorro de agua. Schweiz Tourismus

El principal "monumento líquido" es uno de los baluartes históricos de la ciudad más internacional de Suiza.

Este contenido fue publicado el 13 julio 2004

A 133 años de haber sido declarado “atracción turística” de la ciudad de Ginebra, el famoso chorro de agua sigue innovando y haciendo historia.

Desde el último invierno; es decir, desde finales del año 2003 y principios de este 2004, el singular símbolo de la Ciudad de Calvino funciona todos los días del año.

En el pasado lo hacía sólo en una parte de la primavera y todo el verano.

"Esta es una de las novedades de esta institución más que centenaria ", dice a swissinfo Fabienne Alfandari, portavoz de los Servicios Industriales de Ginebra, la empresa pública responsable de la gestión y la distribución de la electricidad y el agua en la ciudad sede europea de la ONU.

Historia

Construída sobre el río Ródano, en 1886, la instalación hidráulica de la Coulouvrenière tenía por objetivo repartir las fuerzas motrices del río a los artesanos ginebrinos.

En las noches, cuando la actividad cesaba, los maquinistas de la planta cerraban las bombas de agua, sin saber en qué momento dejaría de fluir el líquido vital.

"Fue entonces cuando surgió la idea de crear una salida sumplementaria, con un conducto de seguridad que permitiría controlar la presión dejando escapar hacia el cielo el agua que todavía estaba bajo presión. Así nació el primer chorro de agua", narra Alfandari.

El espectáculo alcanzaba los 30 metros de altura y tenía origen en la gran sala de la planta de la Coulouvrenière, a unos dos kilómetros de donde queda actualmente el famoso chorro.

En 1891, el consejo administrativo de la ciudad de Ginebra lo canonizó como "atracción turística" y lo trasladó al área que ahora se conoce como "la rade"; en el lado izquierdo del lago Lemán si se viene de Lausana.

Funcionó por primera vez los dás 18, 19 y 20 de julio de 1891, con motivo de la fiesta general de gimnasia de ese año. Y fue iluminado por segunda vez el 2 de agosto de ese 1891 para celebrar los 600 años de la fundación de la Confederación Helvética.

Muy pronto va a cumplir 133 años de vida citadina.

Pericias técnicas

El célebre chorro de agua fue inicialemnte conectado a la red de distribución de agua de la Coulouvrenière. Fue necesario esperar hasta 1947 para dotarlo de una estación de agua autónoma, situada en la base del mismo.

Se construyó también una especie de "cañón" de 9 metros de diámetro - parcialmente inundado-, para albergar las bombas y aspirar el agua del lago. Las nuevas remodelaciones comenzaron a funcionar en 1951.

El chorro de agua celebró en 1991 sus primeros 100 años de vida.

Hoy en día se ha convertido en el más importante "monumento líquido" de Ginebra y en uno de los más famosos de Europa.

A juicio de Fabienne Alfandari funciona "para el placer de los ojos", e incluso ha sido copiado.

Los Servicios Industriales de Ginebra (SIG) se responsabilizan de su mantenimiento, limpian los tubos de aspiración que se llenan de algas y, cada seis años, las bombas y los motores son desmontados y revisados.

La fuerza del chorro de agua es enorme. Proyecta medio cubo por segundo (250 litros) a 140 metros de altura y a una velocidad de 200 kilómetros por hora.

Para eso requiere de moto-bombas que pesan un total de 16 toneladas que son accionadas por una tensión de 2.400 voltios y producen una energía total de mil kilowats.

Desde 1930 es iluminado regularmente. Ocho proyectores de 400 y 250 watts iluminan la base del chorro, sumados a otros tres proyectores de 2.000 watts; y uno último de 400 watts, dirigido a la columna y la punta, desde el barrio de Aguas Vivas.

Su mantenimiento cuesta unos 600.000 francos anuales (que no forman parte del presupuesto de la ciudad de Ginebra, sino de la empresa descentralizada de distribución de electricidad y agua).

La Oficina de Turismo de Ginebra considera este monumento sui géneris como una de las más importantes atracciones turísticas de la ciudad.

Tal vez ajenos a esos detalles, miles de turistas, tanto en invierno como en verano, se fotografían con el famoso chorro de agua a sus espaldas para llevarse una imagen de su paso por la Confederación Helvética.

swissinfo, Luis Vázquez, Ginebra.

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