El pueblo tiene la última palabra, también con el dinero
En Aarau, ciudad en la planicie suiza, si los políticos buscan gastar recursos a manos llenas, la población tiene un instrumento de veto: el referéndum presupuestario. Aunque se emplee poco, su sola existencia tiene un efecto en el cuidado del dinero público.
- Deutsch Das letzte Wort haben die Bürger – auch beim Geld (original)
- Português Os cidadãos têm a última palavra - também sobre o dinheiro
- 中文 瑞士政府花钱要看公民的脸色
- Français Les citoyens ont le dernier mot – aussi pour l’argent
- عربي الكلمة الأخيرة تظل للمواطنين حتى في الشؤون.. المالية!
- Pусский Швейцарские общины: анатомия финансовой автономии
- English In Switzerland, citizens have the last word on money matters
- 日本語 スイスの民主主義 税金の使い道も最終決定権は市民が握る
- Italiano Spese pubbliche, quando i cittadini hanno l’ultima parola
Este artículo forma parte de #DearDemocracy, la plataforma de swissinfo.ch sobre democracia directa.
End of insertionTodo el mundo decide lo que se hace con el dinero público. Los presupuestos ciudadanos están muy de moda. En Madrid y en París también los ciudadanos se han pronunciado en varias ocasiones sobre gastos de hasta unos 500 000 euros.
En Suiza, por el contrario, la decisión popular sobre el presupuesto público está muy anclada en la cultura política. La mayoría de los cantones y las comunas conocen el referéndum financiero, facultativo u obligatorio. En algunos sitios incluso coexisten ambos tipos.
La caja común pertenece a los ciudadanos
Es el caso en Aarau, una ciudad de 20 000 habitantes, entre Berna y Zúrich, conocida por su pintoresco centro histórico. Aquí todo gasto que sobrepase los seis millones de francos no solo debe ser aprobado por el Parlamento, sino también por la ciudadanía.
Pero todo presupuesto puede ser objeto de un referéndum facultativo. Para ello es necesario que un décimo de los habitantes de la ciudad lo respalden con sus firmas.
Desde hace varias décadas, ese derecho de veto ha permitido desarrollar una cultura del debate sobre los presupuestos públicos. Esto se refleja en el paisaje urbano, como se observa en los jardines de la Plaza del Castillo, en un día soleado y en calma: Hace unos años la población impidió que aquí se construyera un aparcamiento público.
Unos metros más lejos vemos el cauce canalizado del Aar. La ciudad quiso que recuperara naturalidad su vertiente y presentó un proyecto por 3,6 millones de francos para devolverle riberas naturales, arbustos y charcas. Muy caro e innecesario, lo consideró la Unión Democrática de Centro (UDC, derecha conservadora). Reunió las firmas necesarias para alcanzar el referéndum presupuestario facultativo; y el pueblo lo apoyó en las urnas.
El primer referéndum financiero de Aarau tiene una larga historia. Trató un tema poco espectacular, pero de dimensión emocional: el monumento en homenaje a las sociedades de tiro que se encontraba desde hacía décadas en la Plaza de la Estación. En 1971, con ocasión de su renovación, se previó “desterrarlo” en una plaza escolar. Sin embargo, los maestros de la institución reunieron las firmas necesarias para oponerse al presupuesto previsto para ese traslado. El electorado los respaldó. El monumento volvió a la misma plaza. Después fue trasladado en el patio de una caserna cercana.
“Correctivo ciudadano”
Al conversar con la gente en las calles del casco viejo de Aarau se denota un cierto orgullo de ese “correctivo ciudadano”. Es el caso del ciudadano que disfruta de su café en una banca. Nos comenta que, fundamentalmente confía en los parlamentarios locales. Pero si hacen las cosas “al revés” está bien que los ciudadanos puedan intervenir, advierte. Una anciana que espera el autobús resume el sentimiento democrático profundamente anclado en la cultura suiza: “Visto que pagamos impuestos, queremos también opinar”.
En Aarau, una vez al año aproximadamente se colectan firmas para exigir un referéndum financiero facultativo, pero pocas veces se reúnen las necesarias; y si se logra imponer el veto, normalmente la ciudadanía no lo respalda en las urnas. En los últimos 15 años solo dos fueron aceptados: el que prohibió el estacionamiento en la Plaza del Castillo y el contrario al proyecto del Aar.
Freno presupuestario invisible
Referéndum presupuestario – Especialidad democrática suiza
Se trata del referéndum menos extendido en el mundo. Se usa con regularidad en Suiza, escribe Politis, un centro de estudios en Italia.
Mientras que algunos cantones suizos lo conocen desde el siglo XIX su empleo se ha extendido desde inicios de 1970.
Los cantones conocen diferentes formas del referéndum financiero obligatorio. Puede aplicarse para grandes gastos únicos o regulares.
Las condiciones para imponerlo están dispuestas en las constituciones cantonales y difieren.
End of insertionPero aun cuando el referéndum presupuestario no cuente con una gran historia de éxitos, tiene efectos entre bastidores; y solo por su simple existencia. “En conjunto, provoca que el gasto público se decida concienzudamente y con ello se cuida del presupuesto”, explica Andreas Glaser, profesor de Derecho en la Universidad de Zúrich y Director del Centro para la Democracia de Aarau (ZDA, en sus siglas en alemán). Un estudio muestra que los gastos de esta ciudad son significativamente menores si se los compara con los de otras comunas similares, pero que no tienen este freno presupuestario.
El referéndum financiero también tiene sus bemoles: puede retrasar la implementación de un proyecto, algo bien conocido en la mayoría de los instrumentos de la democracia directa. Y en ciertos casos el retardo puede ser de años. “Los gastos públicos para grupos marginales o minorías tienden a ser más cuestionados que los dirigidos a grupos bien organizados”.
Y esto puede tener un impacto particular en las personas que no tienen derecho de voto, como los menores de edad o los extranjeros. “En la práctica, esos efectos no pueden ser demostrados”, comenta Glaser. En Aarau, justamente, los gastos a favor de esos grupos son, en general, generosamente aceptados.
¿Por qué no existe a nivel federal?
El referéndum financiero, obligatorio o facultativo, es un factor importante de la estabilidad presupuestaria, pero solo a escala cantonal o comunal. En la federal no existe.
La última vez que la Asamblea Federal discutió el asunto fue hace unos diez años y sus dos cámaras rechazaron su establecimiento. El argumento: el temor de que el Consejo Federal (Ejecutivo) se viera limitado en su libertad de acción y que pudieran quedar bloqueadas inversiones cruciales.

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