La venta de Serono sigue el curso de la historia
La venta de la sociedad biotecnológica de Ernesto Bertarelli al grupo farmacéutico alemán Merck ilustra el vasto movimiento de concentración que se produce a escala mundial, estima el economista Paul Dembinski.
No obstante, el profesor de la Universidad de Friburgo considera que la operación parece ser más bien favorable para Suiza, en su papel como plataforma de las biotecnologías.
swissinfo: Desde su punto de vista, ¿la justificación de esta venta es industrial y estratégica o puramente financiera?
Paul Dembinski: Asistimos a escala mundial a una concentración económica muy fuerte. Las empresas de talla media, en un momento dado, llegan a cruzarse en sus caminos. No pueden quedarse en manos familiares. Se abre la pregunta sobre la apertura del capital, que coincide en la mayor parte de los casos con la pérdida de control.
Este encuentro de caminos puede tomar la forma de una decisión disfrazada de apertura de capital o de una venta simple y llana, como en el caso de Serono. La elección depende también de las trayectorias y los actores en la mesa de negociación.
Pero creo que lo que está en juego es lo siguiente: Los mercados son planetarios, la investigación es planetaria, las sumas a invertir son de dimensión planetaria en términos del peso de los costos. Por lo que encontraremos situaciones de oligopolios generalizados, con tres o cuatro actores por industria. Y esto, en detrimento del consumidor.
swissinfo: Pero concretamente, ¿qué arriesga el consumidor?
P. D.: Mi impresión general es que las compañías buscan cada vez más influenciar al consumidor. Buscan crearles hábitos, fidelidades, situaciones de carencia o de dependencia. Esto se ve en la moda o en el sector alimenticio.
El consumidor se vuelve progresivamente una extensión de la empresa. Se vende y se compra con la compañía, como parte de su patrimonio.
swissinfo: ¿La nacionalidad extranjera del comprador tiene alguna importancia para Serono o para Suiza?
P.D.: Cuando uno está muy cerca, se conoce demasiado bien. Eso es un aspecto. El otro es que poner un pie en Suiza –ventajosa fiscalmente, vivero de buenas ideas relacionadas con las grandes escuelas que han sido de beneficio para Novartis, Roche y también Serono- no es tal vez una mala operación para una empresa germana, que seguramente ha pagado un poco más por ello.
El sector farmacéutico de Basilea estaba sin duda al corriente de las condiciones que permitirían una operación de adquisición como esta. Si no reaccionó, se debió tal vez a razones de una actividad redundante.
swissinfo: ¿Ve usted un riesgo para el empleo con esta operación, visto que el centro de decisión estará en Alemania?
P.D.: En términos cuantitativos, no necesariamente. En términos cualitativos, es posible que Suiza sea utilizada para ciertas actividades que no serían necesariamente aquellas por las que se dio el consentimiento a esta inversión.
En Suiza permanecerán probablemente las actividades financiera y fiscal, como muchos hacen. Y tal vez sería frenado el desarrollo y la investigación, a causa de los costos.
swissinfo: Suiza tiene una posición de punta en el sector de las biotecnologías. Con el paso a manos extranjeras del número tres mundial del sector, ¿no hay el riesgo de una pérdida del saber?
P.D.: Primero hay que despedirse del mito del empresario creador de una firma que pertenece a las 500 más grandes del mundo.
Estos empresarios –los Gates o los Dell- son escasos. La trayectoria normal es crear una compañía, dar los primeros pasos y después venderla a una empresa mayor. Esto forma parte del ciclo normal.
El problema es que piden a los jóvenes hacer lo que las empresas no quieren realizar ellas mismas. Viendo que el camino hacia el producto es largo, las compañías son cada vez más reticentes a financiar la investigación fundamental.
Su razonamiento es el siguiente: Si alguien hace esta labor en su garaje, tanto mejor. Nosotros esperamos a la salida y cuando el humo blanco asciende, sacamos nuestra chequera.
swissinfo: Volviendo al caso de Serono, ¿esta venta no resulta una pérdida para la biotecnología suiza?
P.D.: No, no lo creo. Finalmente, Serono no es la compañía que más comunica sobre los trabajos realizados en sus laboratorios, por lo que no tendrá cambios fundamentales.
Una conexión industrial fuerte tal vez incluso la refuerce, con los intercambios de personal y de conocimientos. Para Suiza como plataforma de las biotecnologías, esta venta debe resultar más bien positiva.
Entrevista swissinfo: Pierre François Besson
(Traducido del francés por Patricia Islas Züttel)
Datos clave
Nacido en Polonia, Paul Dembinski es profesor en Estrategia y Competencia Internacionales en la Universidad de Friburgo.
Es coofundador de Eco'Diagnotsic, un instituto independiente de investigación económica.
Dirige también el Observatorio de las Finanzas en Ginebra, que incentiva a los medios financieros a conciliar los intereses de las empresas con los de las personas y la comunidad en general.
Paul Dembinski es autor de alrededor de diez obras económicas.
Biotecnologías
A petición de Serono, que detenta la mayoría del capital y de los votos, la familia Bertarelli cede su parte al grupo farmacéutico alemán Merck.
Meck adquiere el 64,5% del capital y el 75,5% de los votos de Serono. La operación deberá concluir de aquí a principios del 2007.
La empresa, fundada hace un siglo, emplea a más de 4.750 colaboradores y vende sus productos en más de 90 países.
En Suiza, el sector de las biotecnologías reagrupa a alrededor de 250 empresas (2005). Más de 13,000 personas trabajan en el sector.

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