Demasiados millones de más para las arcas del Estado
La Confederación cerró sus cuentas de 2018 con un superávit de más de 3 000 millones de francos, en lugar de los casi 300 millones previstos hace un año. Ese resultado sería aplaudido en muchos países, pero en Suiza generó una nueva ola de críticas y controversia.
- Deutsch Schweizer Staatskasse einmal mehr übervoll – und es hagelt Kritik
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- Italiano Un’altra eccedenza “troppo” miliardaria per le casse dello Stato (original)
- Français Enième excédent budgétaire de l'Etat: une bonne nouvelle, vraiment?
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Es cierto que en pocos países los responsables de las finanzas deben justificarse por haber logrado resultados mejores de los previstos y por “tener que” anunciar un superávit de hasta mil millones. En Suiza, esta práctica se ha convertido casi en la norma desde hace unos diez años, es decir, desde que las cuentas públicas muestran regularmente beneficios.
Fue el caso la semana pasada: junto con los resultados de 2018, el Ministerio de Finanzas, cuyo titular es Ueli Maurer, presentó toda una serie de argumentos para explicar el superávit de más de 3 029 millones de francos, en lugar de los 295 millones estimados un año antes.
Para contrarrestar las críticas, el Ministerio publicó incluso un documentoEnlace externo en el que explica las razones de esa diferencia, debida principalmente a “errores en la estimación de los ingresos que son inevitables” y a un “enfoque prudente en la presupuestación y el uso de los recursos”.
¿Pretexto para nuevos recortes?
Justificaciones que, una vez más, no convencieron a todo el mundo. Diversos representantes de la izquierda acusaron una vez más al ministro de Finanzas de hacer el juego a los partidos de centroderecha y de derecha, que defienden un “Estado más pequeño”. En otras palabras, al anunciar sistemáticamente déficits o débiles beneficios presupuestarios, Ueli Maurer (Unión Democrática de Centro, UDC/derecha conservadora) les daría pretextos para imponer programas anuales de ahorro y recortes en las prestaciones estatales, incluso en el ámbito social. Reducciones innecesarias a la luz de los excedentes multimillonarios.
Críticas comprensibles, al menos en vista de la evolución de las cuentas desde 2006: las arcas del Estado han cerrado regularmente con superávits de miles de millones, muy por encima de los resultados previstos. La única excepción fue en 2014, año en que la Confederación registró un pequeño déficit de 124 millones de francos.
Más allá de la controversia sobre las previsiones y los cálculos del Ministerio de Finanzas, todas las partes no pueden sino alegrarse por los superávits de miles de millones que han permitido a la Confederación reducir la carga de la deuda en los últimos años. En 2005, la deuda pública ascendió a 130 000 millones de francos, y en 2018 cayó por debajo de los 100 000 millones.
Aunque no es miembro de la Unión Europea (UE), Suiza figura entre los pocos países europeos que cumplen los “criterios de convergencia” del Tratado de MaastrichtEnlace externo. En el marco de ese convenio, los miembros de la UE se comprometieron, entre otras cosas, a mantener la deuda pública dentro del 60% del Producto Interior Bruto (PIB). Teniendo en cuenta los cantones, las comunas y los sistemas de seguridad social, la deuda total de Suiza es inferior al 30% del PIB, muy por debajo de la media de la UE que supera el 80%.
En Suiza, el buen comportamiento de las finanzas públicas está ligado principalmente al “freno al endeudamientoEnlace externo”, un mecanismo introducido en 2003 por la Confederación para evitar desequilibrios financieros estructurales: en los años de desaceleración económica se permiten déficits limitados, mientras que en los años de fuerte actividad económica deben lograrse superávits para reducir la deuda.
En cambio, en 2005, los países de la zona euro suavizaron el Pacto de Estabilidad y CrecimientoEnlace externo adoptado en los años noventa para coordinar las políticas presupuestarias y evitar déficits públicos excesivos. Sin embargo, la crisis financiera de 2008 puso de manifiesto los efectos adversos de la falta de disciplina presupuestaria. Desde 2013, los miembros de la eurozona han vuelto a reforzar los mecanismos de control de los presupuestos estatales, pero el problema del endeudamiento sigue pesando sobre muchos países.

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