Críticas a la salvación de Swissair
Renombrados economistas critican el concepto de saneamiento propuesto por la Confederación.
Los 17 economistas suizos reprochan a la Confederación haber invertido en una compañía aérea nacional, sin estar en condiciones de poder asegurar verdaderamente los puestos de trabajo. Más sensato hubiera sido salvaguardar el aeropuerto como institución pública.
El enfoque de los expertos económicos no es del todo nuevo. Nuevos son, en cambio, su posición común y sus recomendaciones al Parlamento. La idea proviene de la fundación Avenir Suisse.
Retirada de la Confederación
Los 17 economistas estiman que hay que recortar considerablemente el crédito puente destinado a la 'nueva Crossair'. El concepto 26/26 no puede ser desde el punto de vista jurídico ni político parte del decreto de financiación, que tratará el Parlamento en una sesión extraordinaria.
En el decreto federal debe establecerse que la Confederación está sujeta a vender su parte de acciones hasta fines de 2005 a más tardar o reducirla a una participación simbólica de máximo un 5%. Ambas propuestas deben ser formuladas de tal manera que no amenacen la salvación de la aerolínea, señalan.
Condiciones para el éxito
El requisito imprescindible para asegurar el éxito a largo plazo de la nueva compañía es reunir condiciones de base óptimas. Hasta hoy no se puede justificar de forma convincente, que la propuesta política de mantener 26 vuelos de corta distancia y 26 vuelos intercontinentales sea el concepto más fiable desde el punto de vista económico, opinan los profesores de Economía.
Fracaso escandaloso
El estatuto extraordinario de Swissair es, entre otras, una de las causas de la quiebra de la compañía, que se benefició durante demasiado tiempo de un mercado protegido.
De no haber sido así, Swissair dispondría hoy de una red de vuelos reducida y rentable o sería parte de una alianza internacional, opinan los economistas.
La debacle es, en definitiva, el resultado de un "fracaso escandaloso" de la directiva de la empresa y de la política. La directiva hubiera tenido que reaccionar antes y el consejo de administración no asumió debidamente sus responsabilidades de control. Lo mismo se aplica a los órganos de vigilancia de la Confederación, señalan los expertos.
No hay argumento contra la liberalización
Partiendo de este diagnóstico los economistas llegan a la conclusión de que la debacle de Swissair no es un argumento para frenar los procesos de liberalización en los sectores de las telecomunicaciones (Swisscom), electricidad, ferrocarriles y correos.
La conclusión de la crisis es más bien que no hay que liberalizar a medias, sino renunciar a periodos de adaptación y transición demasiado largos.
Monika Lüthi y agencias

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