Cómo las mujeres conquistaron algo de tiempo libre
El ocio, tal y como lo conocemos hoy, no siempre ha sido una realidad. En los siglos XIX y XX, las mujeres tuvieron que luchar para conseguir cierto grado de libertad.
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En 1878 entra en vigor la ley suiza sobre las fábricasEnlace externo, que introduce la jornada laboral de 11 horas (10 horas los sábados). Los hombres gozan de tiempo libre al salir de las fábricas, mientras que las mujeres tienen que ocuparse de las tareas domésticas, la colada, el cuidado de los niños y la cocina. Y a ellas también les toca luchar duro para conseguir el derecho al ocio.
El atractivo de los grandes almacenes (que en Suiza se abren a finales del siglo XIX) permite convertir el deber en placer: las mujeres tienen la oportunidad de comprar fuera de su barrio y así escapar del control social por un momento.
El baño como medida de higiene
Los primeros espacios femeninos de ocio aparecen a principios del siglo XIX en los baños públicos, construidos como respuesta a la creciente preocupación por la higiene. Sin embargo, para que en Zúrich se levante la prohibición del baño para las mujeres hay que esperar hasta 1837.
Cine, baile y café
Las mujeres artistas, intelectuales valientes, a menudo son las que allanan el camino hacia más derechos y libertades. Han estudiado en París, Londres y Nueva York y, a su regreso, desean promover en Suiza los cambios y la cultura. Estas mujeres quieren determinar por sí mismas la forma de su vida social.
Dos ejemplos son la escultora Anna Indermaur, primera directora de cine de Suiza, y la bailarina autodidacta Trudi Schoop, que inaugura su propia escuela de baile en 1921 con tan solo 18 años.
En los años de 1920, las mujeres quieren liberar sus cuerpos y sus espíritus creativos. Desaparecen los tabúes sexuales y las convenciones. Para llevar a cabo sus actividades y eventos las mujeres ya no dependen de sus maridos. Esta revolución se ve de manera especial en el baile, que ya no tiene que hacerse obligatoriamente en pareja.
El público a veces percibe las creaciones y pantomimas de Trudi Schoop como actos de comedia, por lo que se la conoce como la Charlie Chaplin. Para llevar a cabo sus propias ideas sobre la belleza y la seriedad de la danza expresiva moderna, en 1931, funda su segunda escuela de danza artística.
Trudi Schoop lucha contra los conceptos morales imperantes y después de cinco años tiene que abandonar su salón de baile situado en una iglesia de Zúrich. Emigra a Estados Unidos donde se convierte en pionera de la terapia a través del baile.
Para ocupar el tiempo libre del que ahora se dispone, que se intensifica con la introducción de la semana de 48 horas (en 1919), en el transcurso de la urbanización se desarrolla toda una industria del ocio. El circo, la ópera, el teatro y, desde mediados de los años 20, la radio proporcionan gran cantidad de entretenimiento.
Al mismo tiempo, se crean distintas organizaciones de jóvenes y mujeres para contrarrestar el deterioro de las normas morales. Ofrecen actividades de ocio controladas que permiten a las jóvenes formarse de manera sensata, según su orientación política o religiosa.
En la primera mitad del siglo XX, se publican muchos periódicos femeninos en áreas de la educación, la economía doméstica, la enfermería, el comercio y la industria. Pero las revistas de entretenimiento y de moda también tienen gran éxito.
Fuentes: Diccionario Histórico de Suiza (DHSEnlace externo) e historiadoras de las asociaciones Frauenstadtrundgang de ZúrichEnlace externo, BasileaEnlace externo, WinterthurEnlace externo, LucernaEnlace externo.

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