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"Las sanciones económicas son ineficaces"

Este jueves en Rangún... Keystone

Mientras la represión se intensifica en Myanmar, un miembro de la Asociación Suiza - Birmania considera que las relaciones de fuerza en el seno de la Junta Militar y el papel de China serán determinantes en esta crisis.

Este contenido fue publicado el 28 septiembre 2007 - 20:31

Por su parte, el Ministerio suizo de Exteriores recomendó a los viajeros evitar desplazarse a ese país dada la incierta evolución del estado de cosas.

Sordo a los llamados de la comunidad internacional, el régimen militar birmano lanzó el jueves una serie de incursiones en los monasterios budistas. Centenas de bonzos han sido arrestados.

Según la televisión nacional, controlada por la junta, el balance de los enfrentamientos se elevaría a nueve muertos, incluidos ocho manifestantes.

Miembro de la Asociación Suiza-Birmania, Matthias Huber, manifiesta su escepticismo en cuanto a las nuevas sanciones económicas que diplomáticos de la Unión Europea (UE) estarían analizando. En su opinión, hay que poder actuar.

swissinfo: ¿Cuáles son las posibilidades de este levantamiento?

Matthias Huber: Todo dependerá de la actitud de China y de la voluntad de los militares birmanos de escucharla. Militarmente, el levantamiento no tiene ninguna posibilidad. La población está desarmada. Además, no desea una confrontación violenta. El poder está del lado de los militares.

swissinfo: ¿Hasta dónde podrían ir los militares?

M.H.: No conocemos las relaciones de fuerza en el seno del ejército. Está dividido en dos grupos: los extremistas, que no quieren hacer ninguna concesión y que están dispuestos a disparar contra la muchedumbre a cada momento, y los que probablemente están dispuestos a negociar y a hacer concesiones. Pero el comportamiento de los oportunistas, que se reunirán al grupo dominante, también es un factor desconocido.

El problema de generación en el seno del ejército también tendrá una influencia. Los viejos generales, como el jefe de la Junta, Than Shwe, han llegado a una edad en la cual hay que pensar en el retiro, y tienen detrás de ellos jóvenes que esperan su momento.

De hecho, casi no sabemos nada sobre la Junta Militar birmana. No son egresados de una Academia militar en el exterior, sino que se formaron en su país en un sistema cerrado y opaco.

swissinfo: ¿Hay un riesgo de que el baño de sangre de 1988 se repita?

M.H.: Sí, el riesgo es muy grande. Si los extremistas se imponen, el baño de sangre está garantizado. Más aun cuando los soldados son en su mayoría gente del campo carente de formación para canalizar a una muchedumbre. Su sola reacción será tirar, como se les ha enseñado.

En 1988, había muchos agentes provocadores pagados por la Junta que se habían sumado a los estudiantes con el fin de incitar a los militares a disparar. Hoy, se agregan a los monjes.

swissinfo: China es un actor principal en esta crisis. Retomando los términos utilizados al final del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Pekín apeló a la moderación el jueves. ¿Qué haría falta para que actuara de manera concreta?

M.H.: A China le conviene que la situación no degenere, por todo tipo de razones, particularmente: los Juegos Olímpicos de 2008. Con relación a Occidente, pero también a su propio pueblo, quiere que los Juegos Olímpicos se celebren sin incidentes.

Las sanciones económicas no son el único medio de presión que tiene Occidente. Ni la Unión Europea, ni Estados Unidos mantienen relaciones económicas dignas de ese nombre con Birmania. Ese país negocia con Asia. En estas condiciones, un boicot económico es más simbólico que eficaz.

En cambio, los Occidentales podrían amenazar con boicotear los Juegos Olímpicos. A mi parecer, este medio de presión sería mucho más convincente.

swissinfo: ¿Aung San Suu Kyi está en posición de hacer algo?

M.H.: Pienso que ha sido puesta al abrigo en una prisión vigilada, lo que es más bien un signo tranquilizador. Esto significa que algunos militares se dan cuenta de que es posiblemente el último momento de negociar con ella, y para eso, hace falta que esté con vida.

swissinfo, Carole Wälti
(Traducción, Marcela Águila Rubín)

Contexto

Antigua colonia británica, Birmania (oficialmente Unión de Myanmar desde el 1989) obtiene su independencia en 1948. En 1962, un golpe de Estado conducido por el general No Win pone término a las veleidades democráticas del joven gobierno.

Desde hace 45 años, Birmania vive bajo el yugo de la dictadura militar. La supresión de los partidos políticos, la nacionalización de la economía y una severa represión de toda forma de libertad aíslan al país del resto del mundo.

En 1988, la Junta Militar reprime por la fuerza un movimiento de protesta estudiantil que duró algunas semanas. Varios millares de personas resultan muertas y los responsables del levantamiento, son condenados a largas penas de prisión.

En 1990, se organizan elecciones libres. La Liga Nacional para la Democracia (NLD), encabezada por la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, obtiene más del 80% de los votos, pero la nueva junta militar se niega a ceder el poder y detiene a los líderes de la NLD, incluida Aung San Suu Kyi, que vive en arresto domiciliario.

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EL DFAE DESACONSEJA BIRMANIA

El Ministerio suizo de Exteriores (DFAE) recomendó a los viajeros evitar, en la medida de lo posible, desplazarse a Birmania dada la incierta evolución del estado de cosas en ese país.

Actualizó el jueves en su sitio de Internet los consejos para los viajeros a ese país. Hasta ese día, el ministerio había simplemente aconsejado evitar participar en manifestaciones de protesta contra la junta birmana.

El DFAE se mantiene en contacto con la colonia suiza, compuesta por unas 50 personas. Por ahora, ningún problema ha sido anunciado.

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